sábado, 15 de julio de 2017

Libro: Conjuros, lo importante es el ritual

La Mujer con el correr del tiempo ha tenido que pagar un alto precio para ser querida, muchas veces a sido sometida a diversas mutilaciones o iniciaciones con el fin de ser aceptada y “valorada” en una imagen que prevalece ante la que le dio la Madre Naturaleza, valor intrínsecamente “Ser” Mujer.
Hay religiones y culturas bastantes extendidas en que la mujer es truncada y la someten desde que nace a vivir de acuerdo a un orden social “racional” concomitante, incluso siendo avalado por una cuestión que bautizan de “orden social, moral de respeto y amor”.
Es re- sabido que es la mujer la que se esfuerza en obtener amor y la que mantiene ese ímpetu, pero íntimamente sabemos que hay que someterse a “cumplir” determinados roles en nombre de...
De ahí que sean pocas las que se revelan y proclaman su libertad como ser integral con su propia seguridad, confianza y valor. Para que decir si tiene derecho una mujer a cuestionarse el número de hijos que desea traer al mundo, basta que un grupo de legisladores martillo en mano dicte una ley y los retoños no son discutidos.
Creo que hay miles de mujeres entrampadas en las insensibilidades de la vida. Mutiladas de afectos y en desventaja de verse casi siempre paralizada detrás de un hombre.
Ya no es posible que la mujer siga siendo un adorno humano con dos ovarios y un útero en su sitio para que sea “dadora de vida”. Me pregunto: ¿qué pasaría si Dios nos dejara libres en ese impulso que todas internamente quisiéramos?
De seguro el patriarcado arcaico y miedoso, negado y desconocido aparecería con la reticencia habitual de que nuestra libertad daría paso a la completa desorientación sobre nuestra descendencia.
La mujer es la Diosa Madre, la que posee momentos especiales en nada parecidos al hombre. Un  ser que piensa, es autónoma   e instaura la transmisión de la conexión con la naturaleza. De ahí que lo que el hombre le haga a una mujer, a la Tierra se lo provoca, ella es la veta que expresa el espíritu, la guardiana del crecimiento, de las tradiciones, la educadora,  no es posible mermarla en su crecimiento mental, físico o espiritual.¿hasta cuando trataremos de gustar por lo que otros digan?
Hoy más que nunca necesitamos mujeres sicológicamente sanas, enlazadas con Su  energía, co-creando  vida,  y como dice Ziley Mora Penroz « la Tierra es la coaguladora de la materia, sin la oreja femenina el aro no tiene sentido ».
La transformación está en nuestra íntima convicción; ser aceptadas queridas y respetadas en el planeta.


© Jacqueline Lagos Maragaño



viernes, 14 de julio de 2017

Conjuros de Jacqueline Lagos

    Conjuros de Jacqueline Lagos, es un libro profundo, reflexivo. La autora está en centro de una batalla real y concreta por la existencia, el mundo le cabe en cada palabra para hacer sentir su dolor, nada le es ajeno, nada le es indiferente y se lagrimea desde sus adentros con esa impotencia de no ser comprendida, o tal vez al sentir la indiferencia de otros.

 Conjuros se mueve entre la narrativa reflexiva y la poesía con extraordinaria carga emotiva.
Jacqueline Lagos, nos hace viajar, conocer su entorno, adentrarnos en las profundidades de sus raíces y nos lleva de la mano en esa retrospectiva a la niñez, con la ingenua elegancia de una niña que muestra su inocencia y recrea lo silvestre, lo puro, lo autóctono, para luego, el salto de rebeldía, denunciar lo que con el paso del tiempo ha sido desvastado. He ahí lo reflexivo, una mujer que sueña, que ha luchado que está convencida de lo posible de un mundo mejor, y su voz se yergue en denuncia ante la globalización, ante la miseria, ante la deshumanización y el hambre…Por ello, tal vez en esa batalla se subleva y quiera ir a los cerros, y quiere volver al tejido, y quiere escuchar el canto del río despejado y sentir la brisa descontaminada.

Finalmente dice “Déjenme continuar apostando al zócalo del amor, donde caben todos... esa aventura de vivir los sueños…

No cabe la menor duda, que la autora insiste en esa posibilidad de entendimiento humano, la convivencia y el respeto, amor como unidad íntegra. Un mundo donde el hombre sea humanamente humano y donde los sueños puedan concretarse.

¡Salud Jackeline!, estoy de acuerdo contigo. Hemos de seguir soñando porque no hay vida sin sueños, de otra manera estaríamos muertos, y desde ese razonamiento, en virtud del amor, de la existencia misma Un Mundo Mejor, sí es posible…No bajemos los brazos, las palabras dichas se multiplican en eco y las escritas trascienden en el tiempo.
En buena hora: El Guerrero sigue de pie. Un abrazo amiga.



*Juanita Pochet Cala, Licenciada en Artes y letras en la especialidad de periodismo por la Universidad de Oriente, Cuba.

Se ha dicho de Conjuros...

Leer a Jackie, es encontrarnos con el útero y la fertilidad. Es trascender el umbral de lo cotidiano y vislumbrar más allá de los mandatos sociales para percibir el núcleo que nos conecta directamente con el ser natural, nuestras raíces e identidad femenina.
Su escritura es como transitar nervaduras desbordando vida y energía vital. Fresca, enigmática y certera, su palabra adquiere la gracia de la reflexión y el ensimismamiento de la búsqueda hacia lo perdido, extraviado y olvidado de lo más valioso que caracteriza a la mujer: "su esencia". Una escritora con una riqueza espiritual que circula por la atmósfera de cuanto ser es capaz de beber de sus conjuros mágicos representados en palabras.
Su obra, un albergue para sanar las almas. Es por esta razón que desde este espacio-lugar y tiempo deseo profundamente  sea difundida, pues sus palabras pueden entrelazar las manos de quienes no encuentran el camino a la sensibilidad.

Karina Crespo. Licenciada en Arte-Tucumán-Argentina

martes, 11 de julio de 2017

Conjuros: lo importante es el ritual

Conjuros: lo importante es el ritual, último libro de Jacqueline Lagos, es un testimonio del desarrollo persistente de la escritora osornina.  Aborda audaz y sutilmente la problemática palpitante, reflejo del arrastre de una sociedad occidental fundada sobre el valor sexo/político patriarcal y materialista; alejado del centro, de la Madre, del útero de la Naturaleza.
El sentir es expresado en un lenguaje que denota pureza, el verso y la prosa tienen claridad, aunque no están exentos de metáforas y mensajes crípticos, relacionados con el mito griego, escandinavo: deidades de la Tierra.
Desde dolores propios y ajenos, Jacqueline, trata de dar expresión a los complejos conflictos espirituales, morales y éticos, existentes en la individualidad femenina, en la pareja y entre los integrantes de la sociedad. Revela dramáticas situaciones interpersonales: sumisión al arquetipo machista, violencia de género, soledad, espera, esperanza, incomprensión, resignación, búsqueda espiritual, rebeldía, liberación, el conflicto racional entre el deber ser y la expresión originaria del ser femenino. Valorándose.

Es una lucha en que Jacqueline, se vale del Guerrero, que –en algunos aspectos- se presenta como la versión femenina del ermitaño Zaratustra, confinado en una montaña... de sentimientos y emociones reprimidas, decidiendo guiar y revelar su salvación, rebelándose ante la realidad y el mundo: quitando-se las máscaras, denunciando-se y alentando-se.   Una suerte de taoísmo unidireccional del amor que desde la vaciedad, como copa vacía o a medio llenar, busca volver a crearse y recrearse, como copa llena, a través de las raíces familiares, la mitología, el útero de la Tierra, la naturaleza femenina, las relaciones sociales y el mensaje a las mujeres, su Osorno natal y al mundo.


lunes, 10 de julio de 2017

Conjuros, lo importante es el ritual


Encontrado o perdido, el amor duele cuando es demasiado.



Partió
Mi perla urbana,
 cuatro lunas van
 encuentros y desencuentros
Ciclos de aprender y apre-hender

Se fue en trance sin decir adiós
Una broma que atiendo
Cuando duele su recuerdo tangible
Su arte de mujer
Cántaro  y  paloma
Quitaba el dolor, alejaba la muerte

Hoy la encuentro en petroglifos entendiéndome
Como la Diosa que parió dolorosa
Como tú, Señora de los Vientos
Piso donde me afirmo
A tanta soledad admitida
Quejumbre que lastima
La fragilidad del Ser
Estar, Existir,
Ser quien Soy.
Rareza humana,  dicen.
 Bufón oculto en sonrisas
solitarias de Mujer
 que seguirá cantando por siempre
al vértigo de amar-me.



 ...


Golpea de noche la muerte
Sacudiendo  hojas secas
Apegadas a mi cuerpo
 en la aurora quedará
La culpa de lo que hice o no hice

Vuelo sin fronteras
Ni penitencias
El camino andado
Se adornará con mis cenizas

¡No llores Mujer!
No me despedí a tiempo
Guarda eso para cuando  viajes
La muerte se ha vestido conmigo

Conjuros, lo importante es el ritual

 CONJUROS, LO IMPORTANTE ES EL RITUAL.
                 Libro de Jacqueline Lagos Maragaño.

     Dragones, gorgonas, el minotauro, los cíclopes, las sirenas, los unicornios, los duendes, la Esfinge, Cancerbero, los centauros de Tesalia, el caballo alado Pegaso, los faunos, las ninfas, los ogros, las hadas, ondinas, dríades y un largo etcétera de otros seres numinosos, entre los que se encuentran las hechiceras y las brujas, pueblan y desbordan la mitología de los distintos pueblos de la Antigüedad y parecen resistirse a desaparecer en los tiempos actuales. Como dicen los españoles: “Yo no creo en brujas, Garay; pero de haberlas… ¡las hay!”. Tengo entendido que las hechiceras se dedican sólo a los encantamientos o embrujos del amor, del eros; o sea, sólo manejan pócimas, más o menos inofensivas. Y las brujas en cambio poseen mayores conocimientos de la magia, especialmente la magia negra. La pregunta doble que podemos hacernos, racionalizando un poco el tema, es ¿existen de verdad estos seres? Y ¿de dónde provienen?
    Si aplicamos una cierta lógica, debemos concluir que todo lo que pensemos o imaginemos, debería tener una existencial si no física y actual, al menos virtual o paralela, puesto que nada podemos tomar, incluyendo las ideas, desde el plano del vacío o la no-existencia que rodea a toda la materia encerrada en este vasto o infinito universo; una suerte, como diría un argentino, de súper corralito. A partir de aquello, como ya han pensado  algunos, podemos imaginarnos que todo este orden de seres numinosos se formó a partir del exceso de materia en el momento de la creación del universo. Según la ciencia, toda partícula sub-atómica, como el protón, por ejemplo, tiene una anti-partícula (el anti-protón). Esto concuerda con la existencia en lo espiritual del plano del bien y del mal, así como la del frío y calor, luz y oscuridad, etc.…Por ende, hasta la voluntad de Dios respeta las leyes físicas. Y así como hubo desde un comienzo ángeles adoradores, debían existir por ende, los rebeldes, los ángeles caídos.
    Justamente, los textos apócrifos o no canónicos de la tradición mosaica, en esa delgada, tremulosa y no siempre clara voluntad de decidir por escrito dónde termina el bien y dónde comienza el límite del mal que ha tenido la Iglesia a lo largo de los cavernosos y pícaros siglos, nos han dejado el recuerdo colectivo de la que  habría sido la primera mujer de Adán, y dueña de casa del Edén, llamada Lilith. Y que era una pelirroja que se las traía. Ella, madre de Caín, el hijo mayor de Adán, habría escuchado más de alguna interesante conversación entre los setos del Jardín que sostenía Dios con alguno de sus ángeles. A Lilith hubo algo que no le agradó del plan divino diseñado para la pareja humana. Se despertó en ella, formada de barro también, al fin y al cabo, es decir, reflexiva, con ideas propias, independientes de las de Adán, el sentimiento de la rebeldía. Tras largas discusiones con su pareja, tuvo que intervenir Dios en persona, quien tampoco logró convencerla, por lo que tuvo que ser desterrada del Edén. Cito:

Isaías 34- del 9 al 16: donde nos habla de la ira de Dios cayendo sobre Edom o Idumea (región situada al SE de la Palestina bíblica, o actual Israel. Estos habitantes se declaraban descendientes de Esaú, el hijo mayor de Isaac y Rebeca, que le vendió a su hermano Jacob el derecho de primogenitura, por un plato de lentejas):

“Sus ríos son ahora de petróleo,
Su tierra es de azufre,
Todo el país es una hoguera inmensa…
que no se apaga ni de día ni de noche,
y que despide humo continuamente.
Quedará abandonada para siempre,
y nunca más pasará alguien por ahí.
Servirá de refugio a los pelícanos y erizos,
y allí vivirán las lechuzas y los cuervos;
Yavé lo medirá con el cordel de la nada
y le pasará el nivel del vacío.
Allí tendrán su casa los chivos;
y allí no habrá más nobles,
ni se nombrarán nuevos reyes,
pues todos sus príncipes habrán desaparecido.
En sus palacios crecerán las zarzamoras
y en sus castillos, las ortigas y los cardos.
Serán una guarida de lobos
y un escondite para las avestruces.
Allí se juntarán los gatos salvajes
con los pumas,
y se darán cita los chivos;
allí también se echará a descansar
el monstruo llamado Lilith.
Allí tendrá su cueva la serpiente,
pondrá sus huevos y se echará encima
hasta que se abran;
también allí se reunirán los buitres,
se encontrarán unos con otros”

    Luego de la expulsión u ostracismo de Lilith, Dios creó una nueva compañera a Adán. Y la hizo ahora de una de sus costillas, para asegurarse de que fuese más proclive a la voluntad del hombre puesto que estaba hecha ella de su carne. Y aquí está el germen o nacimiento de todo el machismo, pues, querida Jacqueline. El sometimiento histórico de la mujer al hombre. Sometimiento que ha llegado a los extremos no sólo de la decisión del aborto o del nacimiento de una nueva criatura, sino a las más diversas formas de esclavitud y de dominio y explotación. Hay tribus que llegan al extremo de cercenar el clítoris de las hembras al comienzo de la pubertad, con el deliberado propósito de que ellas extirpen de sus mentes el placer del sexo. Esto, claro, es el equivalente al corte del prepucio masculino, o circuncisión, parte intrínseca de la cultura judía. Ni qué decir de las más modernas sociedades, como el caso de los países islámicos, donde la mujer es obligada-aun bajo los calores horribles del desierto, a ocultar hasta las ondas de su pelo y todo asomo de maquillaje. Porque ella es la lujuria personificada. El demonio en potencia. Sus faltas son castigadas con el cercenamiento de un dedo, azotes públicos o muerte por lapidación. A veces, hasta para salir a la calle, tiene que hacerlo acompañada de un familiar varón ¡Qué hipocresía!
    Naturalmente, luego vino el asesinato de Abel, la expulsión de Caín (que va a juntarse con su madre y su gente, una suerte de lado “B” de la humanidad. Yo me imagino que deben haberse sentido, entonces, como una de las barras bravas o “los del tablón”; en fin, los marginados de la sociedad...). La historia hizo el resto. Como la mujer era la conocedora del jardín o huerto (el hombre se preocupaba en tanto del cuidado de los animales domesticados o de la caza de los salvajes), no fue raro que adquiriera los poderes de la naturaleza (uso medicinal de plantas, semillas y cortezas vegetales), agregando esta poderosa información a la que ya trajo Lilith en su memoria, y que fue transmitida de generación en generación. La mujer disponía de ese tiempo y soledad reflexivos, mientras su marido batallaba en guerras inútiles o de importancia secundaria. Cuando, en la Edad Media, la Iglesia quiso frenar este desmesurado poder femenil, fue fácil hacer una parodia, una caricatura de la bruja en el entorno más social de la casa, que era la cocina: una escoba vieja, un gato negro, una verruga en la nariz, naturalmente, ganchuda, un sombrero ridículamente largo y cónico, una cacerola o marmita (donde se cocían las pócimas mágicas), una lechuza sobre la rama de un árbol inmediato, como un libreto de Hollywood. Luego, a confesar atrocidades que, muchas veces, no eran ciertas. Y para ello había toda una gama de instrumentos de tortura. El 20% de las propiedades y bienes de la “bruja” para el denunciante. El resto, para la Iglesia. El negocio era, a todas luces, muy próspero. Tanto, que duró ocho siglos, bajo el rótulo de la Santa Inquisición. Tenemos los chilenos hasta un aeropuerto, el de Concón, que lleva el poco ilustre nombre de Torquemada, Inquisidor Mayor y el más sanguinario, (después de Franco, naturalmente) de toda España.
    Jacqueline Lagos, como el astronauta que sale a orbitar la Tierra, tomando distancia de todo el acontecer humano, abre los brazos y estrecha con sentimiento pleno y uncida nostalgia al planeta en su conjunto. De eso precisamente se trata su nostalgia: de alejarse presencialmente para acercarse esta vez con el corazón abierto, que es la más perfecta pupila. Eso permite “sentir” lo que se ve, palparlo con todo el ser, que es a lo que, ni más ni menos, nos conminaba Cristo, cuando nos decía: “el que tenga ojos, que vea...” Ver, no con los ojos sino con el corazón. Ella nos subyuga a veces con imágenes resplandecientes: “instantes plenilunios” como: “Así te esperaré, entre soles, escondida en los vientos, en la trenza del viaje, en estrellas humeando montañas” (Pág. 100, La tejedora). En el poema llamado Alianza (Pág. 86) hay la descripción de un viaje astral o desdoblamiento. Otras veces, esta seducción va por la invención de verbos, como “constelar”, o la de la personificación directa, como, “Madre-maíz”. “Las algas llevan tiempo oxidando sus caderas”, nos dice en una suerte de catarsis sensual. Quiero terminar estas palabras, destacando a Jacqueline Lagos como una bruja moderna, una bruja del siglo XXI, que lo que busca es sólo poner un cachito de orden en esta naturaleza tanto humana como cósmica demasiado manoseada por intereses vulgares. Jacqueline muestra un genuino anhelo en el propósito original de la Iglesia de Pedro: practicar la religión. “Religar”, es volver a unir al ser humano al tronco común, a la vid de la vida plena y fértil, sin otra consideración que la de ser todos nosotros hijos de un mismo Dios. Es decir, el rescate, la vuelta a una religión natural que, antes de preocuparse de escaños, templos, medallitas, vestuario y rituales opulentos, se preocupe, en verdad de la justicia, de la igualdad y de otros valores humanos que se han perdido: como la humildad, la caridad, la tolerancia, la comunicación, el diálogo afectivo y efectivo. Así como los aimaras hacen una vez al año la limpia de sus canales, debemos hacer todos una profunda reflexión en cuanto a qué estamos haciendo cada uno de nosotros por el planeta. Nos plegamos a este fagocitamiento de los recursos, a esta peste de ambiciones personalistas, consumistas que nos están llevando al caos, o decimos “¡basta!”, y nos ponemos a pensar el ser del futuro. A ti te lo digo…”Cuando sencillamente vuelvas a capturar las sensaciones y me dejes cruzar tus manantiales, tu orilla más allá de las cordilleras, mirarte desde mis poemas”.

                                                                                      Héctor Cordero Vitaglic.

                                               Casa de la Cultura en Antofagasta junio del año 2012.-

PLUMA EN VUELO



PLUMA EN VUELO
Comentario al libro “Conjuros, lo importante es el ritual” de Jacqueline Lagos[1]


Jacqueline ha lanzado su tercera publicación: “Conjuros, lo importante es el ritual” después de su obra prima: “Mis primeros años” y su novela “Una Bruja Emplumada en el Tzolkin”. Esta es una obra de poesía principalmente, aunque incluye prosa y el aporte de otra escritora: Sol Solar.

Como ella misma afirma, es su última obra, cosa que  leeremos como la conclusión de una etapa, el “cierre de un círculo”, como ella diría. Así que suponemos en esta obra a una autora madura, que nos manifiesta a plenitud su mensaje usando su propia estética y estilo, en las siguientes líneas intentaremos hacer acuso de recibo de ambos aspectos de un mismo todo: su “conjuros” 

I.- ELLA

Suelta su pluma sin miedo, es una exploradora, pero no para buscar tierras que conquistar o pueblos para someter, sino para explorar lo que tenemos más cerca y que nos define sin ir a ninguna parte: nuestros sentimientos, sensaciones, deseos y todo lo que puede albergar el alma humana.

¿Por que bruja? ¿Por qué conjuros? Quizás porque es como las viejas instituciones han identificado el poder femenino para luego tratar de enterrarlo muy hondo o quemarlo en la hoguera. Pues entonces a levantarse con esa identidad, a vestir el antiguo manto para enfrentar el fuego de los modernos exorcizadores, (¡atentos! quizás podemos ser nosotros mismos). Este conjuro es un ruego encarecido a las mujeres para emprender el vuelo y sobre todo a nosotros los hombres para que cometamos ese acto de humildad que tanto nos hace falta, para que pronunciemos nosotros al fin el conjuro liberador, las palabras de perdón que podrían inaugurar una nueva era ¿y qué más femenino que eso? ¿Qué más cariñoso que cambiar el garrote por un susurro al alma?

¿Para qué todo esto? ¿Podemos acusar la labor de Jacqueline como algo ocioso, anacrónico o extemporáneo? Como quisiéramos evadirnos, pero si admitimos que la relación de pareja, la armonía de la familia no importan, claro, pero eso sería admitir que la felicidad humana está en el dinero que ganemos, en las cosas que compramos, en los bienes que vamos consumiendo. Otra vez sería el intento de querer definir la alegría de la vida como algo posible de objetivar y de medir. Otra forma de intentar negar que la felicidad está dentro de nosotros, en nuestra alma y en el alma de los que queremos y allí los cálculos matemáticos de poco sirven. Pero si hay cifras: la cantidad de mujeres criando solas, la crisis de las relaciones intergénero. La cantidad de padres huyendo de sus obligaciones con sus hijos e hijas ¿Acaso no es urgente enfrentar todo eso? Y frente a esto es que Jacqueline propone un cambio de enfoque: la finalidad no son las rejas ni los castigos, intentémoslo con otras armas: la palabra, la seducción, la magia cotidiana, la pluma que a pesar de ser sutil, debe ser capaz de “rajar” el alma, eso si, con la promesa anticipada de sanar la herida.


Quisiéramos escapar de esta encrucijada, de este emplazamiento y preguntarnos ¿Por qué Jacqueline no escribe sobre otra cosa? ¿Por qué no escogió otros motivos para su poesía? Y podemos contestarnos con otra pregunta: ¿Se puede en medio de una guerra alabar el vuelo de una mariposa? Y Jacqueline, y nosotros y todos, estamos viviendo el clímax de la guerra más larga, la más dura, la no declarada: La guerra contra la incomprensión hacia ellas. Y esta es una guerra que traspasa todo, lo que fuimos y lo que somos, hemos sufrido por milenios sus consecuencias y puede ser aún más devastador si no reaccionamos ya.

Sol Solar nos representa el guerrero, pero no el que siempre hemos querido ser: el conquistador de mundos y aplastador de enemigos. Nos insinúa que ese guerrero ya sucumbió en muchas guerras. Sol se esmera con mano pequeña en  bosquejar el guerrero que se necesita para la nueva era: que lucha consigo mismo: sensible, capaz de reconocer el amor y rendirse ante el afecto, Sol Solar es La prosa justa que complementa el moderno pliego de Jacqueline, casi escrito a mano, casi enrollado y amarrado con una trenza de cabello para casi hacerlo circular a galope clandestino.

De modo que en este juego de géneros y actitudes, la pelota vuelve a nuestras manos con la quemante pregunta: ¿cómo se responde a un ritual tejido por cuatro manos?


II.- NOS

Antes de seguir, dejar sentado que este comentario no tiene una pretenciosa intención de universalidad, está hecha por una persona concreta, un pulso masculino en circunstancias particulares. Intentaré ser honesto aunque se que es muy difícil, ya que si recurriera a lo de siempre podría estar tranquilo, cualquier juicio de este estilo estaría apoyado por el juicio común, la opinión de todos, el respaldo de una sociedad machista que nos ha formado desde antes que tengamos memoria. Cuesta siquiera imaginar un juicio propio, una opinión enteramente nuestra, podemos creer que ha surgido desde nuestro yo profundo, pero ha sido susurrado por las miles de voces, las viejas voces de nuestra mente que han construido el gran embrujo de las ilusiones. Intentaré, de todas maneras, ser sincero.


Sin duda que esta obra tocará otros corazones de otra manera. Confieso mis limitaciones, no puedo ir más allá de este comentario, no puedo escudriñar más de lo que veo, no puedo estallar las rejas de mis esquemas. Quizás algunos de ellos, y sobre todo ellas, se atrevan también  a compartir sus impresiones, experiencias y pareceres. Debemos suponer que es posible un contraconjuro y no hay más que construirlo entre todos y todas Si estas líneas ayudan a eso, me sentiré feliz de contribuir al ritual.

¿Querer explicar la poesía y prosa de Jacqueline? Sería otro grave error, el error cometido mil veces por quienes quieren siempre develar los misterios y explicar y explicar… ¡No!, las letras de Jacqueline hablan por si solas, tienen mil significados, es más, cada vez que se leen pueden evocar cosas nuevas o develar significados distintos ¿para qué entonces tratar de fijarlos? Además, sería tratar de meternos en la complicidad sagrada que surge entre la escritora y su lector/lectora. Mejor dejar fluir la magia de esta relación.

Esta obra nos obliga a abrir las sensibilidades para que entre el universo entero por cada poro de nuestra piel ¿Hay algo más difícil para nosotros, que aprendemos desde pequeños a ponernos duros, a tensar nuestros músculos y avanzar, no importa donde sea, no importa contra qué o quienes, pero hay que dejar todo atrás, al final lo logrado justificará todo lo que haya quedado en el camino? ¿lo justifica realmente?  ¿No será que importa más cada huella dejada por nuestros pasos que la distancia recorrida?

¿Por qué este comentario? Eso también lo encontramos en sus propias palabras “porque se están develando los misterios” y eso nos asusta por dos costados: primero lo inesperado que vayamos a encontrar, pero también por lo que sabemos que vamos a encontrar: nuestras culpas y omisiones, la cloaca que hemos ido llenando de a poco quizás, pero por cientos, por miles de años. Porque ya es tiempo de aguantar el hedor y siquiera asomarnos a ella.


Pero ¿cuál es el miedo que nos ha mantenido prisioneros por mas de dos mil años? Tal vez es el mismo con el que ha partido este artículo, el miedo a quedarme corto, a no dar el ancho, a no ser capaz de llegar hasta el fondo, pero aun mas quizás, los fantasmas de quedar destruido, de que perdiendo la coraza quede poco y nada, el sentimiento íntimo de que lo que nos hace fuertes es al mismo tiempo nuestra mayor debilidad…


¿Qué podemos alegar en nuestro favor? ¿Que el mundo camina gracias al impulso masculino por incontables centurias, que gracias a este impulso se han elevado grandes construcciones, las carreteras, la producción? Pero eso es una triste defensa hoy en día que el planeta camina a grandes pasos hacia el colapso ecológico, que la violencia política y militar dominan las relaciones de los pueblos y que grandes masas han sido condenadas a la hambruna por un sistema económico que a fin de cuentas no ha resultado tan eficaz. Seamos sinceros, hemos combatido el fuego de la magia primitiva con el fuego del exterminio ¿Hay algo mas vergonzoso?


III.- ¿Antecedentes literarios?

Quisiera ligarla a María Luisa Bombal, por ejemplo, que es una de las primeras escritoras chilenas que empieza a escribir con pulso de mujer; a Gabriela Mistral, poetiza y maestra surgida de tierras diaguitas que fue capaz de aportar a la estructura educacional mejicana; Quizás a sor Juana Inés de la Cruz, mártir mejicana del machismo latinoamericano que la iglesia de su tiempo confinó al silencio y enclaustró su pluma en el blanco de las paredes de su convento, por el solo delito de ser buena escritora y mejor que muchos; A una Marta Brunet que con su “María nadie” hace una feroz denuncia; o a Marcela Serrano, justamente reconocida con el premio “Sor Juana Inés de la Cruz”, etc.-  . Pero Jacqueline no se vincula, su poesía obedece a pulsos internos que surgen a ritmo propio. Si intentamos clasificarla se escurre otra vez como sutil pompa de jabón que se deja elevar por el viento hasta quedar lejos de nuestro alcance. No, ella es profundamente contemporánea, vive su presente a todo lo que puede, y en ese vuelo se vincula a la filosofía maya, a la cosmovisión mapuche, a la magia de la vida. Eso si lo reconoce y “se hace cargo” plenamente.

¿Definirla socialmente? Es una tarea inútil, ya que no es heredera del feminismo a la europea que llegó por los años 80, proclamando por radio tierra y otros medios escritos el derecho al aborto, al auto placer, a la disputa con el varón, etc.-etc.-. ¿A Helena Caffarena que dio su vida por el derecho a votar? En su poesía reclama mucho más que votar junto al varón, quiere mucho más, si tuviéramos que traducir su literatura en propuesta política tendríamos que imaginar un “consejo de las madres” o algo así, con competencias exclusivas, tomando decisiones que todos deberíamos acatar, pero no porque fuera un decreto obligatorio, sino por cariño, por protección, por que sabríamos que es por nuestro bien.  No, Jacqueline es más latina, más nuestra, ella lucha por restablecer el vínculo cósmico entre lo masculino y lo femenino como dos caras de la misma moneda, como la dualidad de la que surge todo, como el equilibrio que defienden las cosmovisiones originarias.

¿Delia Domínguez, Marta Catalán, Jacqueline Lagos? Tampoco podemos unirlas a pesar que las une el mismo territorio, porque no forman escuela ni corriente alguna, ¿Podemos pensar en egoísmos, individualismos, o quizás que otras anti virtudes? No tenemos derecho porque son tierras inexploradas para nosotros, porque no debemos proyectar nuestra necesidad (¿debilidad?) masculina de formar ejércitos y establecer alianzas para luchar nuestras batallas. Las mujeres funcionan de otro modo, como Las machis mapuche que necesitan de otras machi diferente con las que deben lidiar, así prueban sus destrezas, pulen sus poderes, aumentan el poder de sus conjuros y sanaciones. No podemos pedir a las machis que lleguen a paces o armisticios: o se hacen mejores o mueren.


IV.- Conclusiones

Es una época de revelaciones, y sin duda Jacqueline va por ese camino, y a la vez una época de revisiones. Debemos revisar con urgencia hacia donde nos ha llevado la racionalidad imperante y la tecnología que resulta de ella. Debemos revisar nuestra relación con la naturaleza, Debemos revisar la política, que son relaciones entre los pueblos y sus gobernantes y debemos revisar las relaciones de género, que es nuestra conexión con el cosmos, como tan sabiamente nos advierte Jacqueline.

Menos mal que Jacqueline escoge la poesía, menos mal para nosotros que es capaz de generar belleza de lo que pudo haber sido un insulto, una bofetada, mil bofetadas, interminables bofetadas hasta quitarnos de la cara esa expresión impasible y serena de zombie manejado por una voluntad ajena. Ella en cambio escoge la poesía suave y delicada, pero con un objetivo claro, “como algodones blancos en línea recta” y esto queda patenta en la descripción de Osorno, una descripción hermosa, amorosa, donde se destacan cualidades, y no se menciona, como en la descripción de un amante, lo que duele: y lo que duele en Osorno son las cifras sobre violencia intrafamiliar, sobre el daño a los y las menores y la violencia hacia las mujeres, en los que desgraciadamente lideramos las encuestas nacionales.
No podemos seguir evadiendo las heridas internas, cubriéndolas con bolsas plásticas, así solo empeoramos las cosas.
Pero más, mucho más hay en la poesía de Jacqueline, un mundo femenino lleno de sutilezas y detalles, imágenes de estrellas enredadas entre las servilletas. ¿Algo de altanería literaria? tampoco lo veo, sobre todo en el manifiesto con que termina su libro, en el que confiesa que no ha leído mucho de lo que le han sugerido. Pero quienes consideramos que se debe escribir bebiendo siempre  de los manantiales de la vida y que para avanzar no siempre es necesario hacerlo por caminos gastados no tenemos problema. ¿Qué se corre el riesgo de repetir, de encontrar algo parecido? Pues que bueno sería encontrarnos con otra, y otra que se atrevan a desafiar “al imperio” con el deseo de hacernos mejores, y ojalá esas algunas se conviertan en multitud.

Volvamos a la pregunta inicial ¿Para qué este comentario? Para una sola cosa: solicitar que esta obra no sea la última, que esa sensibilidad es para nosotros/as imprescindible, que motivos para escribir aún quedan muchos, Estas líneas no son mas que una rogativa; para pedir a la Tierra Madre que vuelva a tocar la pluma de Jacqueline. Ese es nuestro contraconjuro.


Noslen 2012
 Nelson Adrián Clavería Pizarro
Investigador y Gestor Cultural




[1] Ediciones “Una temporada en Isla Negra” Mayo 2011

CONJUROS, LO IMPORTANTE ES EL RITUAL

El presente poemario constituye una interesante entrada al mundo poético. Hay en él una inclinación profunda hacia lo introspectivo, una exi...